martes, 25 de noviembre de 2014

LA DECISIÓN DE ESCRIBIR

Recuerdo que hace un tiempo atrás, me angustiaba la idea de pensar que el medio artístico era un monstruo devorador de personas ingenuas que los convertía en seres envidiosos, sin ética, materialistas, arribistas y perversos. Crecí un poco más y el miedo fue totalmente superado, sobre todo porque ahora sé que esto es cierto. Afortunadamente, no todos los que integran el sistema artístico tienen este perfil infame. Te puedes encontrar con personas interesantes, sinceras y coherentes que, aunque no lo crean, se interesan por ayudar a los artistas más jóvenes, sin necesidad de pedir algo a cambio. Yo en algún momento me crucé con esta clase de personas y puedo considerarme afortunada.
Sin embargo, mirar al monstruo de frente y hacerlo sin temor no es una tarea fácil. En repetidas ocasiones estamos tan indefensos y nos sentimos tan a la deriva de la incertidumbre del éxito y la certidumbre más próxima del fracaso, que por este mismo terror algunos de mis colegas, compañeros de luchas han tomado la decisión de desistir. Se alejan del medio artístico, reniegan contra el arte, hablan de la rosca, de la mafia, de las leyes de silencio, de las conveniencias, de las poses esnobistas, del materialismo, de los que se piensan sabios, de los docentes mediocres, de los premios injustificados, del tráfico de influencias siendo esto lo que más abunda, de la poca valoración al esfuerzo, de la malsana manifestación de compincherías, de los localismo, de preferir los títulos sobre el talento, de la crítica hasta a lo que vistes en una exposición... y todos esos vicios que no hacen otra cosa que alimentar al monstruo que siempre quiere tragarnos. Mis colegas tienen razón, es abominable. No obstante, hay algo tan especialmente mágico en el arte, y no es otra cosa que la virtud del intelecto, de la creatividad y del espíritu, de la insistencia trabajando conjuntamente, y que, sin duda, sigue siendo la manifestación de la capacidad del hombre para crear, diseñar, interpretar y construir su propio mundo. El arte es la razón de vida de los artistas cuando éstos se comprometen verdaderamente con ella, y es así cuando surgen las obras de arte. No las otras, las pseudocreaciones superficiales para aparentar o figurar.

Decidí escribir sobre arte porque creo en ella y creo que vale la pena. Quienes escribimos, sabemos que es una necesidad que aflora cada vez que algo nos inquieta. No se escribe por obligación, sino por convicción de que aquello sirve de algo. Así, la mejor manera de exorcizar a todos esos demonios que rodean este sistema, en mi caso, es escribiéndolos, nombrándolos, llamando a las cosas por su nombre, tal cual son, sin temor a los desdenes de los más falsos, dejando las verdades fijas ahí, en el papel, en la pantalla, en la mente y en la consciencia del lector. 

Martin Seen


Apenas era una estudiante cuando una de esas personas grandiosas que mencioné anteriormente me dijo con mucha franqueza 
"La única forma de lograr que le presten atención, si no tiene amigos con poder ni familia rica, es insistiendo, hasta que se cansen de uno." 
No volví a ver a este personaje luego de esa última conversación; lo conocimos como Adolfo Bernal, fumaba demasiado y supongo que esta era una de las formas con la que ambos producimos empatía. Fue un gran docente en Bellas Artes, pero la ignorancia de quienes están en esta institución es tanta que no tenían una idea de quien les estaba dictando sus clases. Generalmente, la soberbia de los estudiantes no les deja ver lo que tienen frente a sus narices, y sigue pasando así, con maestros que vale la pena valorar. 

La escritura surgió a partir del año 2007, cuando empecé a percatarme de lo que estaba pasando a mi alrededor. Apenas salía de la etapa pueril de creer que el arte consistía en manejar bien unas pinturas y tener cierto grado de habilidad técnica. No iba mucho a exposiciones porque ya me habían hablado del monstruo arribista y excluyente, pero a veces lo intentaba. Así que me arriesgué a escribir eso que todos saben, pero que nadie dice y curiosamente publicaron mi artículo en el periódico universitarios PROGRESIVO. Luego, muchas personas comenzaron a preguntarme por qué había escrito eso, la alarma era sobre todo porque el texto comenzaba con una frase de Bernardo Salcedo bastante particular y generalmente los textos que se publicaban en este periódico (que ahora es revista) no contenían ni el más mínimo pensamiento crítico frente a la institución o al sistema del arte. Casi siempre se componía de textos áridos, llenos de pomposas alabanzas, incluso hasta a su su propia mediocridad, así que ya se imaginaran lo que sucedió con la frase de Salcedo "Lo que pasa es que existe la idea de que el arte es un espectáculo, y de que el artista es una Vedette que tiene que salir al escenario dos o tres veces al año. Por eso aquí se ven muchas exposiciones y poco arte. Se debe exponer cuando hay algo claro que decir, no cuando se tienen muchas obras". 
Tiempo después decidí crear mi blog, una herramienta que gracias a nuestra era tecnológica me ha servido para compartir con ustedes mi trabajo. 

Allan McCollum 
¿Qué pasa con la escritura sobre arte?

Pasa que lamentablemente es un género que está dividido entre la acartonada academia, donde quienes escriben son historiadores, sociólogos, filósofos, o críticos de artes, que son historiadores, sociólogos o filósofos y generalmente son texto de encargo para catálogos, revistas especializadas o libros; y del otro lado, se mueve eso que algunos llaman "periodismo cultural" donde quienes escriben son periodistas que generalmente graban las barbaridades que dijo el artista de manera descuidada, y transcriben el texto sin ninguna clase de criterio o seriedad analítica alguna. Estos textos aparecen cada día en los periódicos y en ocasiones son vergonzosos de leer. Comúnmente contienen errores en fechas, nombres, ortografía, datos y a quienes los escriben les pagan por ello. Sin embargo, también existen, por fortuna, algunos textos periodísticos mucho más serios y con un nivel crítico más elevado.
Lo cierto es que en mi caso, ni soy periodista, ni soy historiadora, ni soy filósofa, ni esteta (aún). Soy alguien que se apasiona por escribir sobre arte, con la claridad del quién, qué, cuándo y cómo y con la sinceridad de alguien que ha tomado pentotal. Generalmente, mis publicaciones son para revistas emergentes o en mis dos blogs porque siempre me encuentro ante un problema de "rol" y de actitud con quienes leen mis textos, así que mantengo algunas reglas a la hora de escribir: 

-Dejar de lado los juicios totalitarios acerca de lo que SI es o NO es arte y prefiero dejar una pregunta abierta. 

-No me distraigo en lo buena persona que es el artista de quien escribo, no me dejo manipular por el miedo a los enemigos y menos jerarquizo mis textos de acuerdo al grado de amistad que conmigo puedan tener.

-Procuro no manejar la ley del silencio para protegerme de los miramientos.
-Suelo escribir sobre lo que realmente me mueva hacerlo, nunca escribo un texto por la imposición del alguien más.
-No pienso escribir bien acerca del trabajo de un amigo, a menos que de verdad lo sienta así. Tampoco pienso escribir algo negativo sobre alguien por el hecho de que éste no sea de mi agrado o tengamos algún problema personal. Lo personal no entra en mis textos y eso debe ser la regla principal de quienes escriben.


Stefan Bruggemann
-No escribo sobre personas, escribo sobre las circunstancias en las cuales pueden estar envueltas, es decir, nada es personal; escribo sobre arte y espero que los artistas y agentes del medio lo tomen con la seriedad y la madurez que debe hacerse.
-Intento manejar un lenguaje muy próximo a todos, por lo cual, trato de no usar muchas citas a Deleuze, Baudrillard, Lyotard, Lacan, Foucault, Vattimo, Derrida, Lipovetsky, Durkheim o Bourdieu, aunque en ocasiones las siento necesarias.
-No me interesa mucho eso que algunos llaman "Políticas institucionales"; que no es otra cosa que demagogia institucional. 
-Suelo evitar adular, porque suelo evitar la hipocresía.

Finalmente, escribo porque lo siento necesario intelectualmente y porque es la única manera de superar ese letargo tan característico de nuestros días que solo valora a la luz de las conveniencias y casi nunca valora a la luz de la verdad.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Y EL ARTE ¿SI ES PARA TODOS?

Comienzo esta nota con una frase de Piet Mondrian que puede englobar de este texto su idea "El arte no está hecho para nadie, y es, al mismo tiempo, para todos". Y con ella quise comenzar, porque me encontré algo decepcionada al percibir la falta de tolerancia, la soberbia, el rencor y la ignorancia que puede acompañar cada uno de nuestros comentarios o pensamientos, cuando de analizar a la luz lo que decimos respecto a una situación se trata. 
Hace unos días, el Museo de Antioquia publicó una fotografía de dos agentes del servicio policial de nuestra amada Medellín, mirando de manera curiosa, como lo puede hacer usted o como lo puedo hacer yo, unas obras que se encuentran exhibidas actualmente en el museo y que hacen parte de la exposición recientemente inaugurada. La imagen no es ningún montaje como algunos aseguraban a modo de burla, la fotografía es real, estuve en la inauguración y pude ver a muchos policías en el museo cuya misión principal en ese momento y durante todo el protocolo, fue procurar la seguridad de tan hermoso e importante evento para nuestra ciudad. La exposición Encuentros  Mexico - Colombia.
La fotografía en mi caso me generó simpatía por vera los agentes (que también son humanos y también tiene imaginación, sienten curiosidad y pueden emocionarse frente a la belleza) observando las obras de arte que había en la muestra, en realidad me conmovió de manera positiva esta imagen; sin embargo parece que para un gran conjunto de nuestro público también "conocedor" (la buena gente), no podía ser posible que un uniformado deseara ver arte pues lo único que pudieron hacer fue acompañar de burlas, insultos y señalamientos esta situación en la redes sociales.

Entonces mi pregunta es la siguiente ¿Un uniforme impide a un hombre, libre y consciente desear por curiosidad quizás, ver una obra de arte? ¿Dónde les queda el discursillo ramplón a la gente de mi ciudad de que es “la más educada”? y si es la más educada ¿Por qué esta imagen causa tanta conmoción y se responde al verla con tanto odio? ¿Acaso el arte no es para todos? ¿ Acaso el arte no proporciona un pensamiento libre y elevado? ¿Acaso el arte no es "humanista"? ¿O soló es para los que se creen sabios?

Es muy probable que la policía de nuestra ciudad no sea la institución más querida por todos, pero estoy segura de que cada humano, como ser individual, sin uniformes ni etiquetas, ha de tener esa curiosidad y esa creatividad innata con la que todos nacemos y por la que todos seguimos siendo niños geniales; si el arte ha de servir para que un militar, policía o cualquier hombre sobre la faz de la tierra expanda su mente, transforme sus ideas y sea, más humano, deberíamos estar felices por ello, y no por lo contrario denigrarlo o burlarlo. ¿Te estás dando cuenta de tu nivel de absoluta ignorancia?

Un cineasta burgués como Roberto Rossellini se hacía esta pregunta: "¿Para qué sirve el arte? ¿Crees que el sueño de un hombre puede ser levantarse al a mañana para ser un artista? El sueño de todo hombre debe ser justamente ser hombre". Y ese ser hombre del que hablaba Rossellini, incluye el ser capaces de entender  y respetar al otro desde sus diferencias, de entender que el arte puede ser un camino que nos envuelve a todos con la misma sinfonía creadora y que por ende, deberíamos aprender a tolerar a los otros como parte de esa creación. Quizás, quienes juzgaron, se burlaron y denigraron a los dos policías que miraban arte en un museo, también les hace falta muchas cosas en la vida por ver, por sentir y por experimentar. Yo no puedo estar segura, cuántos de ellos se sienten felices en un museo, pero quizás, sea el momento de aplicar esa #Paz de la que todos en este país hablan, de la que todos se lamentan por inexistente y que por ello, a su familia la tiene agobiada este sistema; pero ¿Sabe quién hace parte de esta montaña de violencia que hace parte de ese sistema del que tanto suele quejarse? ¡Usted!, yo, y  todos nosotros, nosotros con esta clase de prejuicios, comentarios, chistes y miramientos.
Realmente si no empezamos a ver lo positivo de las cosas, tolerando a los otros desde situaciones cotidianas o "extrañas" como esta ¿Por dónde cree usted que se comienza a generar eso que a todo el mundo le gusta llamar paz? ¿Sabe usted qué está con esa palabra tan corta nombrando?
Los discursos que implantan los museos en las propagandas publicitarias de que "Son para todos" deben ser más que un panfleto, una realidad, y quienes deben contribuir a que esto suceda, debe ser el público mismo.
Ojalá en cada exposición hayan más policías viendo arte, más barrenderos, más señoras del servicio, más vigilantes, más conductores de buses, todos ellos con sus uniformes, sin sentirse juzgados por ello, a ver si así dejan de ser una parte aislada de la sociedad y de la “alta cultura” y a ver, también, si tanto ellos como nosotros, cambiamos nuestra percepción sobre las personas, sobre la vida, y con ello, nuestra errada percepción del mundo.




martes, 4 de noviembre de 2014

XVIII Salón de Estudiantes de Bellas Artes 2014

Pensando un poco sobre cómo iba a comenzar este escrito, recordé que en el año 2012 escribí un texto acerca del Salón de Estudiantes de Bellas de ese año. Siendo franca y leyéndolo nuevamente, considero que fui bastante destructiva y poco generosa tanto por el desconcierto que me generó observar en la muestra una pérdida absoluta por el interés a realizar trabajos con medios como el dibujo o la pintura -salvo por un par de propuestas- como por el malestar de ver en casi todas las obras una factura bastante descuidada y poca coherencia en la formalización de algunos proyectos; en ese entonces se podía percibir en los estudiantes un afán desmedido por encajar sus trabajos en lo que sería para la institución los “nuevos medios”: video, instalación, performance, o arte VIP como lo llama despectivamente la crítica mexicana Avelina Lesper. Ese año los resultados no fueron muy acertados.

Este año tuve la oportunidad de presenciar una evolución bastante significativa en el desarrollo de las propuestas de los estudiantes que conforman el actual Salón. Se siente un aire de ascenso para Bellas Artes tanto en la calidad de las propuesta que están presentando los estudiantes como en su componente académico y esto, no puede ser otra cosa que el resultado de un proceso de transformación —que ha sido arduo— por el cual se comienzan a ver los frutos de la disciplina y la perseverancia que han tenido en estos últimos años.

Para esta versión se propuso un eje temático: “ENTORNOS URBANOS: Memoria, territorios y transformación”. Respecto a este punto, me considero un tanto escéptica a que los Salones de estudiantes incluyan curadurías o “temas”, en tanto que ya tenemos suficiente afuera de la academia con esos bombardeos curatoriales que en ocasiones tanto daño hacen como para que sesguen las motivaciones individuales sobre el por qué y para qué de una creación en el ambiente universitario.

Generalmente, para la mente de un estudiante con bríos de éxito, será más apropiado enfocar su trabajo sobre una problemática o sobre otra teniendo en cuenta lo que está o no está de moda y esto, constituye un precepto terrible en las decisiones de los estudiantes sobre desde cuáles contextos sustentar su propuesta. Desde esta perspectiva, este aspecto puede ser peligroso cuando no conductista e injusto, pues constituye una forma de excluir y negar la posibilidad de participación al estudiante que no desea re-acomodar su trabajo para que encaje con la “propuesta curatorial” como suele suceder comúnmente en convocatorias y eventos en los cuales el artista “hace su tarea” para poder figurar.

En relación con las propuestas, los medios utilizados estaban bastante variados, pues hubo pintura, dibujo, fotografía, objetos cotidianos, materiales precarios del arte povera, trabajos donde se exaltaban las estrategias participativas y en este sentido, la discursividad de una estrategia artística comprometida y la sociabilidad fueron las preocupaciones centrales de las obras sin dejar de lado la buena factura y su presencia en la exposición. Es decir que casi la totalidad de los trabajos, manejaron el justo equilibrio entre el discurso (logos) y la habilidad para formalizar la idea (techné).

En la primera planta nos dan la bienvenida dos trabajos de dibujo, uno bidimensional, donde el virtuosismo técnico sale evidentemente a la luz en el trabajo de Johan Salazar Cano quien recibió una mención en Artes Plásticas con una obra hiperrealista elaborada con esfero azul y tres figuras tridimensionales en hierro de Ricardo Alfredo Ochoa que connotan lo que conocemos como dibujo expandido dentro de las nociones plásticas del arte hoy.

Avanzamos y nos encontramos del lado izquierdo con el trabajo de Leifer Hoyos Madrid titulado “Herbaria Vestimanta” el cual “… Es una construcción dibujística en la que interviene el collage y el material textil como elementos fundamentales de la composición”. La propuesta hace una selección botánica de flora autóctona y extranjera donde cada dibujo juiciosamente elaborado es una personificación de las flores compiladas que encarnan el elemental de la planta. En el mismo espacio hay dos fotografías de arquitecturas que proponen cierta mirada hacia la abstracción y luego tenemos el trabajo de Felipe Augusto Rodríguez quien recibió la mención en Diseño Visual, sorprendente para mi no porque haya considerado que el trabajo no lo merecía, sino porque indudablemente parecía realizado por un artista y no por un Diseñador. Se trataba de un conjunto de registros fotográficos de varias intervenciones realizadas en algunas cajas de control semafórico de la ciudad; los registros estaban acompañados por uno de los objetos intervenido.
Avanzando, en el pequeño nicho semicircular encontrábamos tres fotografías tituladas “Memorias deterioradas” de Carolina Echavarría Severino. En la sala final de la primera planta algunas series fotográficas de Laura Tobón Echavarría y Estefanía Jurado, tres trabajos de pintura, una simpática máquina de Iván Darío Moreno Vera con una curiosa viejecita, un muy buen objeto de diseño elaborado en madera de Angie Silva García quien recibió otra mención en Diseño Visual, una serie de ilustraciones digitales que me ha gustado bastante de Andrés Felipe Hernández Gómez, y una instalación formalmente impecable, aun teniendo en cuenta que uno de sus elementos era la tierra, titulada “Más allá del cuerpo” de María Isabel Ospina Madrid.



Subiendo las escaleras tenemos los trabajos fotográficos de Eric Robledo y Lina Marcela Ardila. En la segunda planta fue absolutamente destacable la serie de dibujos sobre batas de politex de Andrés Sánchez Muñoz titulada “Pasión de Sebastián”, la obra se destaca sobre todo por la fuerte presencia que tiene en la sala. En este espacio también observamos una serie de tres collages digitales realizados por Angélica Restrepo y Eric Robledo, una base de piso que contiene pequeñas piedras, hojas, ramas y elementos naturales ubicados de forma ordenada creando una especia de mandala natural, nada extravagante, nada ambicioso pero muy bello. También se dispuso el registro de un performance bastante interesante de Ixia González titulado “Cotidiano”, realizado el día de la inauguración, en el cual, la artista ejecuta una rutina de arreglo personal como peinarse y maquillarse pero con las manos atadas a su espalda. Finalmente, observe la obra de María Alejandra Villa quien fue merecedora del Premio en Artes Plásticas con una obra impecable que cosiste en una muy interesante serie de tablas de patineta intervenidas con impresiones sobre vinilo transparente tituladas “Lenguaje transformado”.



Finalizamos el recorrido en el piso superior donde tenemos una serie de ilustraciones de animales, el trabajo fotográfico titulado “El blanco y lo negro” de la estudiante Astrid González quien recibió otra mención en Artes Plásticas y cuyo trabajo propone una reflexión sobre los procesos de etnicidad e identidad retomando los conceptos luz (blanco)-oscuridad (negro) en relación con sus connotaciones culturales.
En esta sala sobresale la instalación titulada “Polvo eres” del Colectivo Arco Iris, constituida por una maleta, cemento y tierra roja, elementos acompañados de una intervención en la pared. También en esta sala la obra de Juan Camilo Correa Quintero “Estudios para un muro de contención” y Boceto de “El fusilamiento del tres de mayo”, una fotografía que nos enseña a siete niños apuntando a un adulto con falsas armas de fuego, construidas con chatarra y maderas encontradas en la ciudad. (Especulo sobre este último detalle). 


La muestra se construyó desde una museografía que fue bastante limpia y procuró que cada obra habitara un espacio justo, sin aglomeraciones ni atiborramientos, y en relación con el eje conceptual, pudimos ver cómo los casos particulares también son universales, donde obras  que pueden estar a mitad de camino entre la instalación que fue “pública” cuyos elementos se llevan a la sala y se vuelven “privados”, la pérdida del miedo a recuperar el abrazo tradicional de los padres como la pintura o el dibujo, la apuesta por resaltar medios tan controvertidos como el performance y el archivo fotográfico, señalan el giro distintivo que ha tenido la institución frente a los paradigmas que nos plantea el arte reciente.

Cuando se sale de la muestra, uno queda con la sensación de que hay cierta fraternidad en todos los trabajos, se impuso en este Salón —aunque no en todas las piezas— la discursividad social que en palabras de Hal Foster se convierte en Una forma pragmática de hacer y mostrar, de hablar y ser”; donde el arte, es un espacio de socialización entre el artista y la sociedad a la que alude y donde la pregunta principal de quien crea no parece ser ¿Qué?, sino ¿Para quién?.


LA IMAGEN BANALIZADA

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